La Historia de Ana
Me apuesto lo que quieras a que nunca has visto osos pardos como
los de Katmai National Park. ¿O a lo mejor no has visto nunca un oso
pardo en su entorno salvaje? ¿No? Entonces quizás te parezca un
sueño que nunca podría convertirse en realidad. A mí me pasaba lo
mismo. Durante mis primeros 25 años, transcurridos mayoritariamente
en España, jamás se me hubiera pasado por la imaginación que algún
día podría ver un oso, pardo o del color que fuera.
Pero luego me fui a Inglaterra. No, ya lo sé, allí aún hay menos
osos que en España; dicen que el último lo mató un ciudadano de
Radnage, un pueblecito de Buckinghamshire, hace ya unos cuantos
siglos. Sin embargo, los ahorrillos que me permitía mi modesto
sueldo de traductora se iban acumulando con los años... y, un día,
me decidí a saltar el charco: Canadá y Alaska no podían estar tan
lejos como lo pintaban en el mapa.
En contra de todos los vaticinios de amigos y familiares, fue llegar
y besar el santo, como suele decirse. En dirección norte por la
famosa Sea to Sky Highway en British Columbia, el primer oso de mi
vida, americano y de un negro carbón precioso, almorzaba
glotonamente en la cuneta, ignorante por completo del maremoto que
acababa de causar en mi existencia.
Así, en un período de tan sólo tres años, me encontré, por ejemplo,
babeando de emoción ante el oso polar de Churchill, Manitoba,
observando interacciones del oso americano en el norte de Minnesota,
disfrutando del inicio de la época estival con el oso pardo de
Khutzeymateen en British Columbia y del fin del otoño y la temporada
del salmón con su hermano, el oso pardo de Knight Inlet, un poco más
al sur. Todas estas experiencias fueron, literalmente, de repetición
y, cuanto más repetía, más saludablemente enfermizo se volvía mi
entusiasmo... Ahora, durante el verano de 2005, mi viaje con Katmai
Coastal Bear Tours en la costa de Katmai National Park acaba de
rematarme.
Cuando llegué a Kodiak, Alaska, a mediados de agosto, no sabía lo
que me esperaba. Sí, claro, la idea era observar a algunos de los
osos pardos más grandes del mundo mientras cumplían con sus tareas
diarias, es decir, comer, dormir y sobrevivir. No estaba segura de
cuántos ni con cuánta frecuencia los vería pero pronto aprendí que
con John Rogers y Katmai Coastal Bear Tours la cuestión no es
cuántos ni cuándo, sino a qué velocidad puedes asimilar todo lo que
te rodea. Si eres como yo y te cuesta trabajito creerte que puedas
estar ahí sentado en la playa, rodeado por todas partes de osos
pardos de diferentes tamaños, edades y combinaciones de colores, te
va a resultar difícil introducir algo de realismo mundano en tu
estancia a bordo. La observación del oso en Katmai National Park va
más allá del concepto de impresionante.
A todo esto hay que sumarle el carácter salvajemente abrumador de
Alaska, el increíble entorno natural que proporciona la costa de
Katmai y la presencia, irresistible y constante, del Pacífico Norte.
La experiencia con Katmai Coastal Bear Tours es simplemente
insuperable.
No
me cabe la menor duda de que encontrarás el camarote comodísimo, el
baño como el de casa y el comedor y la cocina resplandecientes. ¡Eso,
la cocina! ¡No te puedes imaginar lo que se cuece en la cocina! Te
será difícil expresar una urgencia culinaria que no pueda
satisfacerse, ya sea capricho o necesidad. Y el tiempo que no pases
durmiendo, comiendo o descansando podrás aprovecharlo aprendiendo
tanto como puedas o te plazca absorber: al alcance de la mano,
tendrás una gama selecta de libros, vídeos y otros materiales
dedicados a temas ursinos, aunque, sin lugar a dudas, la tripulación
es la mejor enciclopedia. Encontrarás a sus miembros deseosos de
intercambiar opiniones y compartir conocimientos, además de contarte
las historias y anécdotas que han ido aglomerando durante sus viajes.
En fin, prepárate, porque ésta es una experiencia de observación y
aprendizaje del oso pardo como ninguna otra, las 24 horas del día, 7
días a la semana. Y, cuando vuelvas a casa, no podrás dormir: antes
no encontrabas el modo de convertir los sueños en osos; ahora, no
hay manera de conseguir que los osos dejen paso a los sueños. Para
cuando te quieras dar cuenta, estarás como yo, planeando el próximo
viaje con Katmai Coastal Bear Tours. ¡Me apuesto lo que quieras!
Otras fotos de Ana aquí y
aquí
Página de inicio
|
Información de reservas
|